Despedida a Fran
Frances (Fran) Medley, eligió terminar su vida a los 44 años e hizo una importante contribución a la historia del Proyecto Magdalena en Gales.
Fue la Presidenta de la Junta Directiva por varios años, culminando con el Festival “Legacy and Challenge” en 2011. Su liderazgo fue esencial para el éxito de ese evento. Su atención meticulosa para recaudar fondos y para supervisar los gastos financieros, hizo viable el festival. A pesar de haber sido diagnosticada con esclerosis múltiple (EM) desde hacía 8 años y tener un dolor constante, en las reuniones que tuvimos, Fran siempre tuvo mucho humor y fue generosa con su tiempo. Durante el Festival hizo de las jóvenes voluntarias, su responsabilidad y se ocupó de sus intereses y preocupaciones. Desafortunadamente, su salud le impidió viajar a otros eventos Magdalena, pero su regalo al Proyecto en Gales fue enorme.
Fran estaba decidida a que su vida no se definiese por su enfermedad y por ello es correcto y apropiado celebrar sus muchos logros. Frances Victoria Medley fue una mujer notable. Nacida el 23 de mayo de 1969 en Mzuzu, Malawi, donde su padre enseñaba, Fran pasó sus primeros siete años en África y sintió tanta nostalgia por esa parte del mundo, que pidió que sus cenizas fueran devueltas a Malawi. Ella me contó que eligió estudiar Economía Agrícola en Aberystwyth porque deseaba trabajar en África, aunque, después de graduarse en 1990 y de disfrutar de un año en la Universidad Estatal de Washington, decidió trabajar en Cardiff en vez de en un lugar más exótico.
Su primer trabajo tenía que ver con la rehabilitación de prisioneros y marcó el comienzo de una carrera basada en su compromiso por la igualdad y la justicia. Ella creía que era posible hacer una diferencia en la vida de las personas y lo demostró a través de su trabajo para la organización benéfica de salud mental MIND, Women's Aid, y la organización de vivienda, Tai Cymru. Ella siempre fue feminista y una enérgica defensora de los derechos de las mujeres. Después de que una mujer fue asesinada por su esposo en un refugio para mujeres en el norte de Gales, Fran encargó una auditoría de seguridad para que los refugios galeses fueran tan seguros como fuese posible. A pesar de que más adelante hizo un gran impacto en las artes, a menudo dijo que ese, era uno de los logros de los que se sentía más orgullosa.
Aunque no conocí a Fran hasta varios años después, supe de ella cuando se convirtió en Directora de Planificación del Consejo de las Artes de Gales. En un momento en que nadie tenía nada bueno que decir del Consejo, siempre se hablaba de Fran como “La cosa buena” y tenía la aprobación general, sin mencionar el suspiro de alivio colectivo cuando, a pesar de que era una mujer y aún no había cumplido 30, se convirtió en la Directora Ejecutiva. Su claridad, su mente aguda y su extraordinaria necesidad de propósito, junto con su capacidad de desafiar y apoyar, le permitieron hacer avanzar el Consejo de las Artes y arreglar algunas de las fallas. La formidable reputación que desarrolló durante ese tiempo hizo que cuando emprendió una carrera independiente en las artes, estuviese aún más solicitada. Trabajó como consultora, mediadora y facilitadora; era una miembra infatigable de la Junta; vio y apreció innumerables espectáculos; y rescató del desastre a muchas organizaciones artísticas, a través de su sabiduría y el trabajo duro. Hay muchos artistas, bailarines, teatreros, escritores y creadores que tienen una gran deuda con Fran, por su generoso y constante apoyo. Últimamente, me he dado cuenta de cuánto le apasionaba alentar y ser mentora de jóvenes y cuánto tiempo, energía y espíritu daba libremente a quienes sentía que debía y podía ayudar, con un gran costo para sí misma, dado su estado de salud. Como en los primeros días de su carrera, ella siguió creyendo que podía hacer una diferencia.
Si lo que digo hace que Fran parezca demasiado laboriosa y seria, debo mencionar a su Alter Ego, la Sofisticada Solterona, que apareció en su blog Victorious Endeavours. La solterona mostró un agudo sentido de lo absurdo de la vida cotidiana y se deleitó hablando de sus serios hábitos de joyería, zapatos y bolsos, sin mencionar temas menos sofisticados como el vello corporal no deseado y qué hacer con él. Fran mantuvo su enfermedad a distancia bautizándola como Cruella y transformando algunas de las peores travesuras de Cruella en publicaciones de blog irónicas y divertidas, aunque con un tono sombrío. Le encantaba escribir, llenó muchas revistas con sus reflexiones, y ha dejado un cuerpo de trabajo para editar y poner en el dominio público en el futuro, algunos de ellos relacionados con las implicaciones políticas y otras con implicaciones en su batalla contra una enfermedad degenerativa crónica, dentro de los confines limitados del Servicio Nacional de Salud.
Fran era una persona compleja: sociable, privada, generosa, divertida, ingeniosa, apasionada, meticulosa, ferozmente independiente, valiente, digna y decidida. Ella dejó una huella en el mundo público, pero también era una hija amorosa, hermana y sobrina; una amiga fiel y mentora para muchos; una madrina devota; escritora y lectora y esteta apasionada por la belleza y el estilo.
A principios del año pasado, ella me confió que no sabía cuánto más tiempo podría seguir viviendo y agregó que lamentaba que para poder salir de su propio dolor debía infligir dolor a quienes la amaban. Pese a ello, se sintió obligada a terminar con su vida ya que se había vuelto insoportable debido al incesante sufrimiento físico, mental y emocional propiciado por su enfermedad, q
ue además estaba asociada a la pérdida de libertad, independencia y dignidad. Ella era una persona muy organizada y se preparó para su salida con un cuidado meticuloso, dejando muchas de sus posesiones como legados y escribiendo tarjetas y cartas para que fuesen distribuidas después de su muerte. Ella eligió hacer el último viaje en soledad, pero para ella era esencial que la gente entendiera la diferencia crucial entre suicidarse y terminar con su vida en el momento y de la manera que ella elegía. Esto fue tan importante para Fran que hizo una película de 10 minutos llamada “Una declaración explicativa” que mostramos en su funeral, que se llevó a cabo de forma apropiada en el Arts Center en Cardiff. También escribió una publicación final en su blog que tenía el título de “Un cierre de sesión sofisticado”, y que terminaba con estas palabras:
"Vive la vida como si te la pudieran arrebatar en un latido; toma riesgos controlados evitando la imprudencia; y trata a tus compañeros de viaje con ternura y cuidado".
Fran me pidió que creara y dirigiera su funeral, ya que se oponía ferozmente a la idea de que un extraño hablara de ella. Ella eligió la música y las lecturas y marcó el tono de la ocasión poniendo la canción de Piaf “Non, je ne regrette rien” cuando el ataúd era seguido por personas en duelo.
En la última tarjeta que me envió, que recibí después de su muerte, Fran escribió:
"Finalmente, la solterona ha llegado a su destino; sin dolor, en paz y después de haber dejado a Cruella en la plataforma. Imagina la sonrisa en una cara relajada, sin arrugas y hermosa".
Al final del funeral, hice una bendición celta y pedí paz para ella. Seguramente, su tremenda claridad y coraje, le han hecho ganar eso.
Gilly Adams - Octubre 2013
Traducido por Amaranta Osorio